Somos la empresa constructora de Posadas, Misiones INGENIERO RESEK y CIA SRL y nos parece sumamente importante conocer detalles de algunos magníficos emprendimientos de constructores y profesionales ingenieros y arquitectos como nosotros.
Si planeáramos un viaje imaginario para conocer París, una de las primeras cosas que se nos vienen a la mente casi con seguridad es la imagen de la torre más famosa del mundo, la Torre Eiffel. Uno de los monumentos más visitados del mundo. Casi del mismo modo que uno rememora al icono de la canción francesa, Edith Piaf, el gorrión de París. De ambos, incorporamos este video como para ponernos en tema.
Hoy vamos a repasar datos y conocer algunos detalles de ese emblema de la arquitectura francesa y de la ingeniería mundial como lo es sin dudas la Torre Eiffel.
Una estructura de hierro erigida como torre, situada en el Champ de Mars (Campo de Marte) en París y pensada como portal de entrada a la Feria Mundial realizada en Francia para celebrar el centenario de la Revolución francesa, abierta al público el 31 de marzo 1889.
Su constructor, el ingeniero Gustave Eiffel, afirmó «No sólo el arte de la ingeniería moderna, sino también el siglo de la Industria y la Ciencia en la que estamos viviendo, y para el cual se preparó el camino por el gran movimiento científico del siglo XVIII y por la Revolución de 1789, a la que esta monumento se construirá como una expresión de gratitud de Francia».
Fue proyectada, diseñada y ejecutada por Gustave Eiffel secundado del arquitecto Stephen Sauvestre y los ingenieros estructurales Maurice Koechlin y Émile Nouguier. Los trabajos en los cimientos se iniciaron en enero 1887. Las patas del lado este y sur eran sencillas, cada una apoyada sobre losas de concreto, en tanto que los del lado oeste y norte necesitaron más refuerzos por la proximidad con el río Sena y la humedad propia del suelo y subsuelo.
Los tramos del hierro se trasladaron en carros tirados por caballos desde la fábrica en el suburbio parisino cerca de Levallois-Perret.
Si alguna de las partes no encajaba en el lugar previsto, era enviado nuevamente a la fábrica para su modificación. En total utilizaron 18.038 piezas unidas por dos millones y medio de remaches.

Aunque la construcción ocupó unos 300 operarios, pese a lo arriesgado del diseño para la época, sólo una persona falleció, debido a las estrictas medidas de seguridad impuestas por Eiffel, que incluía el uso obligatorio de cinturones con anclajes y sogas de seguridad.

La torre se eleva a 324 metros desde el piso, la misma altura que un edificio de 81 plantas. Consta de tres niveles para los visitantes, con restaurantes de la primera y la segunda. La plataforma superior del tercer observatorio nivel está a 276 m del suelo, el más alto accesible para el público en toda la Unión Europea.

La fama internacional de la torre, ha inspirado alrededor de una treintena de imitaciones. Ciudades como Lancashire (Inglaterra), Las Vegas, Tokio, Shenzhen (China), Slobozia (Rumanía) o Praga cuentan con reproducciones más o menos fieles al diseño original.

La singular torre ha tenido distintos colores. Rojo Venecia, marrón ocre o amarillo anaranjado son algunos de los tonos que ha lucido a lo largo de su historia. Desde 1968 se utiliza el ‘marrón Torre Eiffel’ por su armonía con el paisaje parisino.
La famosa antena es pintada completamente a mano cada siete años, empleándose para este fin 60 toneladas de pintura y 25 pintores. Una última curiosidad a este respecto: el color se degrada para garantizar una percepción uniforme, siendo más oscuro en la base y más claro en la cima.
Pese a que la Torre Eiffel fue inaugurada en 1889, lo cierto es que no fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando adquirió fama mundial. Hoy en día es visitada por cerca de siete millones de personas al año y, si el crecimiento de la afluencia se mantiene como en los últimos años, se espera que el visitante número 300 millones llegue en torno a 2017.
Para subir desde el suelo hasta el último nivel hay que escalar 1665 escalones. Sin embargo, está prohibido utilizar esta escalera a partir del segundo piso, por lo que para alcanzar la tercera planta es imprescindible utilizar uno de los ascensores.

Y tan fantástico es el símbolo de París, que también protagonizó una increíble estafa. Ocurrió en 1925 cuando Victor Lustig se la vendió a un chatarrero, alegando que su demolición era inminente. Avergonzada de lo inocente que había sido, la víctima jamás denunció lo sucedido
Sobre obras emblemáticas e icónicas -tan importantes como esta- de la arquitectura e ingeniería mundial desde Constructora Resek iremos ampliando en sucesivas notas.
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