El Monte
¡Me dicen Lobo! Puesto que vivo en tinieblas.
Me dicen Lobo, porque siempre, en las noches te sueño.
¡Aúllo a la luna! En mi ardor: aúllo a la luna!;
En mi ilusión: ¡aúllo a la luna!
En mi delirio, al exhibirte lejana: ¡aúllo a la luna!
Me dicen Lobo, porque siempre, en las noches te sueño;
¡todas las noches te sueño!…
Libro El Monte
Poema «El Monte»
Página 9
En el corazón de alguien que escribe, late una verdad inquietante, una necesidad imperiosa de desatar el torbellino de emociones y pensamientos que habita dentro, para dar vida a personajes y mundos que reflejen la profundidad de su sentir y la riqueza de su imaginación.
Cierre los ojos, entre en «El Monte», vea lo invisible y escuche lo indecible.
Descubra seres imaginarios.
Sumérjase en ese torbellino de ideas y sensaciones, donde la lógica y el conocimiento previo no tienen cabida y que se nutre de la mitología y de la cosmogonía Mbya.
Un viaje a través de un monte simbólico lleno de transiciones y metamorfosis, impulsado por el amor en su sentido más amplio.
«El Monte» es la segunda obra de poesías y narraciones, escrito por el ingeniero Julio César Resek; quien en esta obra también incorpora ilustraciones. Para ellas se vale de la mixtura de técnicas varias. Sus dibujos enrolados en lo que podría ser la “figuración”; son alegorías que utilizan figuras reconocibles como mímesis de la naturaleza.
Libro El Monte
En las entrañas del monte, donde cada hoja susurra historias y cada rama se enlaza en un abrazo eterno, allí yace la vida, un río caudaloso de verdes secretos. En el monte, en ese laberinto de vida, cada criatura, es un verso en esta poesía de la naturaleza, un canto que se eleva en el viento, un suspiro de la tierra que nutre y cobra vida.
“El Monte” de Julio Resek, es una creación literaria que está en un umbral, que desafía la singularidad de los géneros literarios y que nos ofrece nuevas interpretaciones de la cosmogonía y visión del origen y la evolución del universo de los pueblos originarios “Mbya guaraní” de Misiones.
La obra invita al lector a un viaje donde la única certeza es la incertidumbre, un peregrinaje hacia una selva simbólica, donde el amor y el conflicto son las fuerzas cósmicas que ordenan el caos. Donde ideas, letras, la pasión y lo onírico se conjugan con trazos sencillos que nos remiten a los orígenes.
Lejos de ser un mero compendio de historias, “El monte” se erige en un multiverso que se mecen en la flexibilidad de la cultura Mbya.
En este entramado, las figuras narrativas son emergentes del inconsciente colectivo, transfigurados en seres que podrían coexistir. El autor despliega un tapete narrativo, donde las intuiciones se entrelazan con la naturaleza salvaje, una naturaleza que desoye la lógica racional para susurrar en el idioma de los impulsos primigenios.
“El Monte” se convierte entonces en un laberinto de constelaciones narrativas que nos invita a interpretar y experimentar: cerrar los ojos, empezar en la capuera hasta adentrarse en lo profundo del monte y dejar que los símbolos hablen, que lo invisible se manifieste y lo indecible resuene en el silencio de nuestro ser.