Page 34 - libro-timon-de-julio-resek
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                                                                                                                                                              Todo daría


                                                                                                                                          Tengo miedo me enamoré y todo daría.
                                                                                                                                          Hace un millón siete latidos no se de ti, te extraño y
                                                                                                                                          para tranquilizar al corazón, intento distraerlo
                                                                                                                                          paseando en una tarde fría.

                                                                                                                                          Intento aquietarlo, pero no, todo me hace
                                                                                                                                          recordarte.


                                                                                                                                          En el horizonte se esconde el astro sol
                                                                                                                                          susurrándome, haciéndome concluir en que te amo.
                                                                                                                                          Se oculta entre frágiles nubes. Mostrándome
                                                                                                                                          encubridor en donde vives y ya te extraño mucho.


                                                                                                                                          El quieto río como gran espejo refleja a las
                                                                                                                                          estrellitas que se están moviendo para mostrar tu
                                                                                                                                          reflejo junto a la luna, y ya te extraño tanto como
                                                                                                                                          extraña la tierra al cielo.

                                                                                                                                          Tengo miedo, me enamoré y todo daría por
                                                                                                                                          decírtelo. Y mientras tanto en el pecho cada latido
                                                                                                                                          destroza a la voz, ellos suenan como truenos de
                                                                                                                                          amor, como lazos de amor entre tu cielo y mi
                                                                                                                                          infierno.










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