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A la Centinela de mi corazón le dije: Ya no cuento los días
¡Quiero entrenar!
En el monte el cielo está cerrado y ya no cuento los
Ella, que, si bien tiene una dulce voz, en tono días, ya no cuento las horas tenebrosas ¡me
robusto y un tanto gracioso dijo: enloquecen en el vacío!, ya no cuento los latidos ¡un
VAMOS, se viene la maratón. millón cuatrocientos cuarenta mil! que rugen
acelerados desde que... tanto te extraño.
¡Me hace reír!
El cielo está cerrado y cuento los días que restan
Corrimos hasta la desembocadura del arroyo Piray para que vuelva abrirse, cuento las horas radiantes
mini y al caer la noche, por fin junto a la Luna, ¡me enloquecen!, cuento los latidos como
fuimos a los altos cielos, al encuentro de mi deshojando margaritas... ¡faltan un millón
Doncella. quinientos ochenta y cuatro mil!
Mientras la Palometa se entretenía peleando con la Cuento los latidos de amor que quedan para
Ocelote, a la Doncella le entregue regalos para volverte a ver, y sé que son muchos, pero deseo
cuidar su cabellera, para cazar. mirarte toda ya, pero:
Cenamos un banquete de algas y peces del río. ¿Los deseos se los cumple uno mismo?
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