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 Nadie pudo consolarme, ni la Vara mayor, ni los
 cinco dioses, ni la Luna.


 ¡Las piedras no supieron protegerme!

 Toqué el violín para llamar a Timón, mi ángel de
 yaguareté, Ñande ru nos ve a través de la mente,
 corazón y ángel.


 En cálida temperatura y claridad alcanzo un estado
 óptimo de meditación, en donde logro conectar con
 mi valiente Ángel oyéndolo decir:

 ¡Prepararás un líquido mágico que te aliviará!

 Deberás elegir los ingredientes con amor.

























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