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                               Al llegar a la costa del arroyo de las rayas, el
                               Yabebiry, esperando la noche, en la tarde linda
                               escuchamos decir al Gurdián de las piedras:

                               Deben calmar sus corazones, para no exponerlos, ya
                               que existen seres que no sienten bien y así buscando
                               la calma es camuflaje de amor, que ayuda a salvarlo
                               de esos depredadores.


                               Exclamó fuerte:

                               ¡Debemos ocultar amor a seres depredadores!
                               Así debemos ser, maestros del disfraz,
                               confundiéndonos con el entorno.

                               Mientras nos curaba con cristales a la Ocelote y a
                               mí, aliviando dolores vemos cerca caer a la estrella
                               fugaz más bella.






















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