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Vehemencias
Bajé al río calmo y estabas también. Las flores del
ceibo, del jacarandá pintaban amor en los estanques
junto a la luna reflejándose.
Bajé al río calmo y me pregunté: ¿de quién es?
Bajé al río calmo y comprendí: el río es usted mujer.
Valiente y pacifico río de amor, agitando las
vehementes energías empantanadas muy dentro de
mi ser.
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