Empezamos a contar en publicaciones anteriores datos de algunas de las obras de arquitectura e ingeniería más llamativas, significativas para la ciudad y emblemáticas.
Ya nos ocupamos del Anfiteatro de Posadas Manuel Antonio Ramírez y en la última narramos brevemente la historia de la construcción del Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz.
Ahora vamos a dedicarnos a otra de esas obras que acompañaron el nacimiento y crecimiento de nuestra ciudad, como lo es el Puerto de Posadas.
Nuestra ciudad nació desde el río. Recordemos que en 1614 el cura jesuita Roque González de Santa Cruz exploró el lugar conocido entonces como Itapua donde hoy se yergue Posadas, en la costa del río, donde se levanta el Cerro Pelón; justo donde se hacía una gran ensenada.
En la actualidad en esa zona lo único reconocible de ese pasado es la piedra Itapua o piedra fundacional. Un gran trozo de piedra, que descansa semi abandonada, en una plazoleta que separa la calle Fleming -la tradicional calle conocida como Bajada Vieja- que antes llegaba hasta el puerto; de la avenida costanera Monseñor Jorge Kémerer.
Piedra fundacional de Posadas. Narra la historia que el padre Roque Gonzalez fijó ese lugar como marca donde levantar el poblado. Y junto a ella levantó su primer iglesia en este lado del río.
“Ita puá” significa en guaraní “piedra levantada” o “piedra de punta”. El monolito que hoy se exhibe sobre la avenida costanera, es -según referencias históricas- la que el jesuita San Roque González eligió como referencia para ubicar un modesto rancho que sirvió de altar religioso y para fundar allí la Reducción Nuestra Señora de la Anunciación de Itapuá, lugar que devino sucesivamente en puerto, caserío, Trinchera de San José y, por fin, la ciudad de Posadas.
La piedra Itapuá , hoy casi nadie la reconoce como ícono del nacimiento de Posadas.
No podemos no mencionar el carácter fundacional del caserío junto a la bajada, rumbo al puerto, la “Bajada Vieja” donde se ubicaban los depósitos, bares, almacenes y hoteles surgidos de la actividad portuaria.
Lo que hoy es la calle Fleming, era la Bajada Vieja, hacia el río .
Por su parte, el puerto de la ciudad, mientras la actividad fluvial tuvo importancia a nivel regional y nacional, fue un protagonista de la vida económica y social de la ciudad y del territorio misionero. El tráfico fluvial se realizaba en chatas y vapores desde el Alto Paraná hasta Posadas y desde allí a Corrientes. En 1888 un vapor unía Posadas con la capital correntina cada diez días y si la embarcación no podía superar los rápidos de Apipé, los pasajeros descendían del vapor y se trasladaban en diligencia desde Ituzaingó.
En el año 1.870 se establece que se habilitará el puerto de Trinchera de San José. Ya convertido en el centro de la actividad altoparanaense con un notable desarrollo mercantil e industrial, la zona del puerto se pobló de casas, paseras (mujeres dedicadas a la venta de verduras y frutas de una orilla a la otra) y cargueros que transitaban por la Bajada Vieja y que en sus canoas, chatas y remolcadores justificaban la instalación de talleres, barracas y agencias marítimas
La explotación del puerto se concedió oficialmente a partir del 26 de setiembre de 1.908 por Decreto N° 5.970 del Gobierno Central a Juan Carlos Colastremé. El proyecto incluía la construcción de un muelle de madera con servicio de guinches y galpones. Debido a una serie de inconvenientes Colastremé cedió sus derechos a un grupo de origen francés «Alev & Dupont», autorizado por Decreto en 1.913. Fue así que se erigió el primer muelle de 50 metros de largo.
Pese a su limitada infraestructura, que con el paso de los años fue mejorando con la construcción de un muelle de madera y un tinglado utilizado como depósito de mercaderías, en él amarraban las lanchas de pasajeros que unían Posadas con la ciudad vecina de Encarnación, Paraguay.
En 1938, durante la gestión del gobernador Luis C. Romaña, se tramitó la nacionalización del puerto de Posadas, que hasta ese momento continuaba en concesión por capitales privados. A partir de esta decisión, se construyó un muelle de hormigón armado y completaban la nueva edificación una torre de observación, tres grandes galpones y unas grúas.
Las tareas estuvieron a cargo del Ingeniero Aisemberg, demandaron diez años, se utilizaron piedras extraídas del Cerro Pelón –donde hoy baja la traza de la continuación de la Avenida Roque Perez- y con las mismas se rellenó la costa, ganando tierras al río.
La administración dependió entonces de la Dirección de Construcción Portuaria y Vías Navegables de la Nación, recién a partir de 1.992 se lo transfirió al estado provincial.
Por el puerto posadeño no sólo se condujeron maderas en jangadas y yerba venida desde el Paraguay y Brasil, sino que fue testigo del paso de pasajeros que se fueron estableciendo en los puertos y las colonias fundadas a orillas del Paraná como Puerto Mineral en 1918, Puerto Piray y Esperanza en 1926, Puerto Bemberg en 1925, y las colonias Puerto Rico (1919), Santo Pipó (1925), Montecarlo (1928), Eldorado (1919), Wanda (1935), entre las principales.
Durante la década del cuarenta se vivió la época de auge de la navegación fluvial, con el continuo trajinar de personas y la transacción de mercaderías. También comienza a funcionar el hidroavión que realizaba el trayecto de Posadas a Buenos Aires, y donde el puerto oficiaba de hidropuerto.
En los años setenta, se pone en funcionamiento el servicio de balsa para los automóviles que cruzaban el río hacia Encarnación, Paraguay.
La competencia del trasporte de camiones, de las rutas, de los ómnibus y posteriormente la habilitación del puente San Roque González de Santa Cruz que une las ciudades de Encarnación y Posadas, redujeron al mínimo la navegación fluvial, decayendo la actividad portuaria hasta hacerla desaparecer.
En la actualidad, la zona luce totalmente distinta, a raíz de las obras de tratamiento costero por Yacyretá. Donde estaba el último edificio del puerto, que funcionó desde el año 1930, hoy hay una gran plaza llamada “Papa Juan Pablo” donde se yergue un geiser de varios metros de altura con agua que se extrae del río.
El nuevo puerto de Posadas, se ha emplazado en la zona de Nemesio Parma a unos 10 km de la capital provincial, en la confluencia del arroyo Apepú y el Río Paraná, aguas abajo de Posadas. Su acceso terrestre es a través de la ruta 12 para el tránsito pesado y su acceso Fluvial a través del Paraná de las Palmas, cruzando las esclusas de Yacyretá.
El proyecto de refuncionalización del puerto de Posadas fue financiado por la EBY, cuyo compromiso está explicitado en el Plan de Terminación de Yacyretá.
El nuevo Puerto de Posadas desarrollará no sólo actividades portuarias, como también una extensa gama de servicios logísticos, complementándose con la futura Zona de Actividades Logísticas (ZAL) y con el Parque Industrial de Posadas. Este nuevo emprendimiento posibilita un importante movimiento comercial-industrial y de transporte fluvial por el Río Paraná, para cargas de exportación y también para cargas destinadas al mercado nacional.
La plataforma del muelle tendrá 151,50 m de frente y 50 m de ancho, estando dimensionada para que pueda operar sobre ella una grúa eléctrica sobre pórtico, de aproximadamente 130 toneladas de peso.
Esta plataforma contendrá un Sector Operativo que oficie como plazoleta de contenedores, para movimiento de hasta 1.000 contenedores mensuales de 20 y 40 pies, conteniendo cargas generales, refrigeradas y cargas peligrosas.
El Sector Público, también pavimentado, de 151,50 m de largo por 40 m de ancho, se ubicará por detrás de esta plataforma.
Hacia el Noreste, se ha previsto la ubicación de la zona reservada para una futura expansión del Puerto, lo que permitirá en el futuro ampliar el frente de la plataforma en aproximadamente 100 m, de modo de poder completar un largo total de 251,50 m. En este sector se instalarán dos estructuras de atraque, continuando la línea del frente del muelle, creándose así una zona de embarcaciones en espera.
Hacia el Sudeste, y en una zona de relleno, se instalará una plazoleta de minerales destinada fundamente a operaciones de acopio, carga de embarcaciones y distribución fluvial de piedra partida de la región. Para el atraque de las barcazas mineraleras, se han instalado dos estructuras con la plazoleta mediante sendas pasarelas metálicas cortas.
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